Abri los ojos, contemple la almohada
y de un golpe comprendi,
tu ya no estabas.
No estaba tu perfume ni tu pijama gris.
Tibias mis manos, seco mis ojos
sin una lagrima...
y sin pensar lo dije:
que bueno que ya se fue!
Soledad que bueno que te fuiste,
sin dudar, sin despedirte
ni avisar de mi.
Soledad, mi fria compañera
de tantas noches en vela,
añorando el amor.
Soledad, que bueno que al verla entrar
a ella por mi puerta,
te sentiste de mas.
Soledad, ella me entrega todo,
todo lo que me negabas,
no te voy a extrañar
